La fotografía es un registro interpretado. Un documento que demuestra que algo existe o existió. Y el arte en general se trata de lo mismo, pues hasta ahora el ser humano sólo ha sabido crear a partir de lo que ve. Incluso si lo imagina. Incluso si parece algo abstracto. Todo lo nuevo, lo inventado, es en el fondo la recreación de algo. Entonces, llevarlo al papel, al lienzo, al mármol o ante un público absorto y en silencio, es atestiguar de que hay algo vivo que se cuela entre nosotros.Las figuras hechas por el hombre se inspiran de lo que está hecho por la naturaleza. Así que, si a eso vamos, un cuadro o una escultura o un verso son registros interpretados también. Y ambos conceptos van ligados uno al otro sin posibilidad de independizarse. Como aquellos antiguos debates sobre la historia como disciplina y su carácter objetivo, la fotografía –aunque salga de un aparato mecánico- jamás podrá ser un simple reflejo, la muestra objetiva de algo convertido en imagen, plasmado en un papel, proyectado en una pared. Sea cual sea la foto tomada, pasó por la interpretación de la mente y del ojo de quien hizo el clic y, de allí, por la transformación de unos vidrios colocados minuciosamente para producir algo específico. Una textura, un color, una distancia, un punto de luz. Nunca podremos imitar simplemente a la realidad. Nunca. Siempre va a haber en el medio una transformación, intencional o por accidente, porque nosotros nos convertimos en traductores de lo que vemos, de lo que ya es por sí mismo.Y decir que la fotografía, de todos los modos de hacer arte, es la que puede reproducir e interpretar a la realidad con mayor fidelidad también es un atajo ¿Quién puede afirmar o negar que las señoritas de Avignon no reflejan la realidad de Picasso en ese momento de dar la primera pincelada? A lo mejor así era como él veía al mundo. Porque tú puedes fotografiar a un niño sonriendo y puedes creer que es feliz, pero tal vez ese sujeto atrapado por el clic es otro numerito que engorda las estadísticas de maltrato infantil. Entonces ¿Qué tan fielmente reflejaste y reprodujiste e interpretaste la realidad en ese segundo al apretar el botón?La fotografía es un registro, pero al ser acariciado por la interpretación de quien toma la foto, se convierte de manera irremediable en una pequeña o gran obra de arte.
Sábado, 24 de enero de 2009
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